Nuevos medicamentos: Ivabradina para el tratamiento de la insuficiencia cardíaca con fracción de eyección disminuida
Dres Camila Ramos, Gustavo Tamosiunas
Ivabradina
es un medicamento nuevo aprobado por la European Medicines Agency
(EMA) en octubre de 2005 que se encuentra disponible en nuestro país
desde el año 2012. Fue aprobado en primera instancia para el
tratamiento de la angina y luego en el 2011 para el tratamiento de
la insuficiencia cardiaca (IC) con fracción de eyección del
ventrículo izquierdo (FEVI) disminuida. Sus indicaciones son:
tratamiento de la enfermedad arterial coronaria y tratamiento
sintomático de la angina estable crónica en adultos con enfermedad
coronaria y ritmo sinusal que presentan intolerancia o
contraindicación al uso de beta-bloqueantes, o en asociación con
beta-bloqueantes en pacientes no controlados con una dosis óptima y
cuya frecuencia cardíaca sea >60 cpm, y tratamiento de la
insuficiencia cardiaca crónica clase II-IV de la New York Heart
Association (NYHA) con disfunción sistólica (FEVI <35%), en
pacientes en ritmo sinusal y con frecuencia cardíaca ≥75 cpm, en
asociación con el tratamiento estándar incluyendo beta-bloqueantes
o cuando estos están contraindicados o no se toleran. No se
encuentra aprobado por la agencia norteamericana de medicamentos,
Food and Drugs Administration (FDA). Nos centraremos brevemente en el
análisis del papel de la ivabradina en la insuficiencia cardíaca
con FEVI disminuida, dejando de lado su rol en la cardiopatía
isquémica.
INDICACIONES
|
En
la cardiopatía isquémica:
Tratamiento de la
enfermedad arterial coronaria y sintomático de la angina estable
crónica en adultos con enfermedad coronaria y ritmo sinusal que
presentan intolerancia o contraindicación al uso de
beta-bloqueantes, o en asociación con beta-bloqueantes en
pacientes no controlados con una dosis óptima y con frecuencia
cardíaca >60 cpm.
|
En
la insuficiencia cardiaca:
Tratamiento de la
insuficiencia cardiaca crónica clase II-IV de la NYHA con FEVI
<35%, en pacientes en ritmo sinusal y con frecuencia cardíaca
≥75 cpm, en asociación con el tratamiento estándar incluyendo
beta-bloqueantes o cuando estos están contraindicados o no se
toleran.
|
Ivabradina
es un fármaco cronotrópico negativo. Disminuye la frecuencia
cardíaca al actuar sobre el nódulo sinoauricular, sin papel sobre
el resto del sistema de conducción. Sólo es eficaz para descender
la frecuencia cardíaca en pacientes con ritmo sinusal. Produce una
inhibición selectiva de la corriente If que participa en las fases
iniciales de la despolarización diastólica espontánea del nodo.
Esto reduce la pendiente de despolarización dándole su efecto
cronotrópico negativo. Al aumentarse el tiempo de diástole
ivabradina permitiría teóricamente una mejor nutrición miocárdica.
Carece de efectos sobre el inotropismo, dromotropismo o lusitropismo.
Ivabradina
se administra por vía oral, existiendo comprimidos de 5 y 7,5 mg. Se
absorbe de forma rápida y casi completa, alcanzando la concentración
plasmática máxima en aproximadamente 1 hora cuando se administra en
ayunas. La biodisponibilidad absoluta es de 40%, debido al efecto de
primer paso. La ingesta de alimentos retrasa la absorción. Se une
aproximadamente en un 70% a las proteínas plasmáticas. Es
metabolizada únicamente por el CYP3A4. No se conocen grandes efectos
inductores o inhibidores sobre esta enzima, lo que deberá seguir
evaluándose con su uso al ser un medicamento de reciente aprobación.
Los inhibidores (antifúngicos azólicos, macrólidos, inhibidores de
la proteasa de VIH y nefazodona) e inductores de CYP3A4 pueden
influir en su farmacocinética en un grado clínicamente
significativo, lo que constituye una fuente de interacciones
medicamentosas, con medicamentos algunos de ellos de uso frecuente.
Los metabolitos se excretan en grado similar por la orina y las
heces. Aproximadamente el 4% de una dosis oral se excreta inalterada
en la orina.
El
aumento de la frecuencia cardíaca (FC) es un marcador de riesgo en
la población general, así como en aquellos con enfermedad arterial
coronaria. Aumenta el gasto cardíaco, el consumo miocárdico de
oxígeno, el inotropismo en forma directa así como también promueve
el desarrollo de lesiones ateroscleróticas. En la IC se asocia con
su progresión por activación de sistemas neurohumorales y aumento
del riesgo de aterotrombosis vascular. Si bien se sabe que la FC es
un parámetro altamente variable, que depende de influencias vagales
y simpáticas sobre el nódulo sinusal, la taquicardia constituye un
mediador de enfermedad cardiovascular, por lo que su descenso podría
al menos teóricamente, resultar clínicamente efectivo. Sin embargo,
¿es el descenso de la FC lo que altera la progresión y baja la
mortalidad en la IC? Los betabloqueantes han demostrado disminuir la
mortalidad entre un 10 y un 20% en pacientes con insuficiencia
cardíaca y fracción de eyección disminuida, no estando totalmente
dilucidado a qué mecanismos puede atribuirse dicho descenso, ya que
si bien todos producen bloqueo beta adrenérgico no se ha demostrado
eficacia en reducir la mortalidad con todos los compuestos de esta
clase, reservándose el beneficio para bisoprolol, carvedilol,
metoprolol, bucindolol y nebivolol. Estos medicamentos disminuyen la
FC al igual que la ivabradina, pero también tienen otras funciones
cardioprotectoras ya que disminuyen los requerimientos miocárdicos
de oxígeno por reducir el inotropismo, producen cambios en la
expresión génica miocárdica, poseen acciones metabólicas que
disminuyen el consumo miocárdico de oxígeno por el miocito, inhiben
el sistema renina angiotensina aldosterona, disminuyen las
concentraciones plasmáticas de noradrenalina, etc. Por lo tanto, no
deberíamos en un principio considerar a la ivabradina como una
alternativa a los betabloqueantes, ya que desconocemos el rol exacto
del descenso aislado de la FC como parámetro único para mejorar los
síntomas y la mortalidad de la IC con FEVI disminuida.
¿Qué
significa que ivabradina esté indicada cuando los betabloqueantes no
sean tolerados? Sabemos que los betabloqueantes tienen múltiples
contraindicaciones absolutas como la presencia de bradicardia,
hipotensión, asma o hiperreactividad bronquial, insuficiencia
cardíaca descompensada o bloqueo auriculoventricular de 2º o 3º
grado. También existen ciertas precauciones para su uso como la
presencia de arteriopatía obstructiva crónica de miembros
inferiores, de diabetes mellitus o de enfermedad de Raynaud. A su
vez, el desarrollo de ciertas reacciones adversas con el uso de
betabloqueantes, como la impotencia sexual, constituyen limitantes a
su uso. A pesar de esto, y por lo dicho anteriormente, el primer paso
en un paciente con insuficiencia cardíaca con FEVI disminuida es
incorporar un betabloqueante cuando sea posible y titular su dosis
hasta alcanzar las dosis recomendadas. Sin embargo, a pesar de la
vasta evidencia en su beneficio, un gran número de pacientes con IC
y FEVI disminuida (aproximadamente 35-40%) no está actualmente
recibiendo betabloqueantes o si lo hacen no es a las dosis
recomendadas. ¿Se debe esto a la aparición de contraindicaciones
relativas o efectos no deseados? ¿Existe aún temor con el uso de
betabloqueantes en pacientes con IC y FEVI disminuida?
El
surgimiento de ivabradina, con su novedoso mecanismo de acción, ha
abierto la puerta para determinar su papel en el tratamiento de la
insuficiencia cardiaca con FEVI disminuida. Con este fin se
realizaron dos ensayos clínicos controlados randomizados, el estudio
BEAUTIFUL (MorBidity-mortality EvAlUaTion of the If inhibitor
ivabradine in patients with coronary disease and left ventricULar
dysfunction) y el estudio SHIFT (The Systolic Heart failure treatment
with the If inhibitor ivabradine Trial), ambos publicados por la
revista Lancet en el 2008 y 2010 respectivamente. Si bien ivabradina
se aprobó con evidencia clase A para el tratamiento de la IC con
FEVI disminuida, existe aún poca evidencia para esta indicación por
su escaso uso, lo que no nos permite contar con revisiones más
extensas sobre su eficacia.
El
estudio BEAUTIFUL es un estudio multicéntrico, randomizado, doble
ciego. En el mismo se incluyeron 10.917 pacientes de 33 países,
mayores de 55 años con enfermedad coronaria y disfunción
ventricular izquierda (FEVI<40%), añadido a un tratamiento de
base de la IC incluyendo beta-bloqueantes. El seguimiento medio fue
de 19 meses. Se realizó tratamiento con ivabradina 5 mg dos veces al
día con el objetivo de aumentar la dosis a 7,5 mg dos veces al día
si la FC a las dos semanas permanecía por encima de 60 lpm. La
variable primaria medida fue una variable compuesta de mortalidad
cardiovascular, hospitalización por infarto agudo de miocardio u
hospitalización por insuficiencia cardiaca nueva o agravamiento de
una IC existente. Ivabradina redujo la FC en 6 lpm a los 12 meses
comparado con placebo. Los resultados de este estudio no mostraron
diferencias estadísticamente significativas en relación a la
variable primaria en el grupo de ivabradina en comparación con el
grupo placebo (hazard ratio 1,00, IC 95% 0.91-1.10, p=0,945), no
evidenciándose por tanto beneficio en la adición de ivabradina al
tratamiento estándar de la IC con FEVI disminuida.
El
estudio SHIFT es un ensayo clínico multicéntrico, doble ciego,
controlado con placebo. Incluyó 6.588 pacientes con IC clase
funcional II-IV de la NYHA, ritmo sinusal, FC ≥70 cpm, y FEVI ≤35%,
que hubieran tenido una hospitalización por IC en los últimos 12
meses. El seguimiento medio fue de 23 meses. Los pacientes fueron
randomizados a ivabradina (máximo de 7,5 mg dos veces por día) o
placebo, añadido al tratamiento de base de su IC. El 89% de los
pacientes en el grupo de ivabradina y el 90% en el grupo placebo
estaban recibiendo betabloqueantes, principalmente carvedilol,
bisoprolol y metoprolol. Solamente 26% de todos los pacientes estaban
con dosis completas de betabloqueante, sin diferencias entre ambos
grupos. Las razones por las que los pacientes no recibían dosis
completas de betabloqueantes fueron: hipotensión, fatiga, disnea,
mareos, bradicardia, entre otras. Las causas por las que los
pacientes no recibían ningún betabloqueante fueron: enfermedad
pulmonar obstructiva crónica, hipotensión, asma, IC descompensada,
mareo o bradicardia, fatiga, enfermedad de Raynaud, entre otras.
En
cuanto a los resultados de este estudio, la edad promedio fue de 60.4
años, siendo el 76% de los participantes hombres. La FC promedio fue
de 79.9 lpm y la FEVI promedio de 29%. La ivabradina redujo la FC
con respecto al placebo en 10,9 lpm a los 28 días, 9,1 lpm a los 12
meses y 8,1 lpm a los 23 meses. La variable primaria compuesta de
muerte cardiovascular u hospitalización por IC mostró una reducción
del riesgo con ivabradina de 24% con respecto al 29% del grupo
placebo (hazard ratio 0.82, IC 95% 0.75-0.90, p< 0.0001). Sin
embargo, esta reducción se produjo a expensas de una disminución
notoria del riesgo de hospitalización por IC, que pasó del 21% en
el grupo placebo al 16% en el grupo de ivabradina (HR 0·74, IC 95%
0.66–0.83, p<0·0001), sin mostrar reducción significativa de
la muerte de origen cardiovascular (p = 0,128).
Según
la reducción del riesgo absoluto, el número necesario para tratar
(NNT, para una media de 23 meses de posponer el evento) fue de 26. En
el subgrupo de pacientes con frecuencia cardíaca ≥ 75 lpm (n =
4150), se observó una mayor reducción en la variable primaria
combinada del 24% (hazard ratio: 0,76, IC 95% 0,68 ; 0,85, p <0,0001)
y en las otras variables secundarias, incluyendo muerte por todas las
causas (hazard ratio: 0,83, IC 95% [0,72; 0,96] - p = 0,0109) y
muerte CV (hazard ratio: 0,83, IC 95% [0,71; 0,97] - p = 0,0166). En
el subgrupo de pacientes que recibían al menos 50% de la dosis
objetivo de beta-bloqueante la variable primaria no fue alcanzada HR
0.90 (IC 95% 0.77-1.04, p=0.155), y los componentes de mortalidad no
fueron reducidos significativamente, pero sí se redujeron las
admisiones hospitalarias por IC (HR 0.81, IC 95% 0.67-0.97, p=0.021).
En
cuanto a la seguridad de ivabradina, las reacciones adversas más
frecuentes, fosfenos y bradicardia, son dosis dependiente y están
relacionadas con el efecto farmacológico del medicamento. En el
estudio SHIFT 5% de los pacientes con ivabradina tuvieron bradicardia
sintomática, comparado con 1% del grupo placebo (p <0.0001), con
mayor tasa de retirada por esta causa, así como por bradicardia
asintomática en el grupo con ivabradina. Se ha visto que los canales
If del nodo sinusal tienen cierta semejanza con los canales Ih de la
retina, que Interviene en la resolución temporal del sistema visual
restringiendo la respuesta retiniana a los estímulos luminosos
brillantes. En circunstancias propicias (ej. cambios bruscos de
luminosidad), la inhibición parcial de la corriente Ih por la
ivabradina origina fenómenos luminosos. Post-comercialización, se
han notificado casos de alteración de la capacidad para conducir
vehículos debido a síntomas visuales. En el estudio SHIFT se
registraron fosfenos asociados a ivabradina en 3% de los pacientes
contra 1% con placebo (p <0.0001). Todavía quedan por conocerse
sus acciones a largo plazo sobre la retina, así como otros efectos
adversos menos frecuentes todavía no dilucidados.
Ivabradina
está contraindicada cuando existe hipersensibilidad a sus
componentes, shock cardiogénico, infarto agudo de miocardio,
hipotensión grave (PA <90/50 mmHg), insuficiencia hepática
grave, enfermedad del nodo sinusal, bloqueo sinoauricular,
insuficiencia cardíaca aguda o inestable, frecuencia cardíaca
impuesta exclusivamente por el marcapasos, angina inestable, bloqueo
AV de 3er grado, combinación con inhibidores potentes del citocromo
P450 3A4, embarazo y lactancia. A su vez no se recomienda en bloqueo
AV de 2do grado, ni en pacientes con frecuencia cardíaca menor a 60
cpm.
Si
bien la terapéutica existente de la IC con FEVI disminuida ha
logrado reducir la mortalidad en un grado notable, la misma sigue
siendo elevada, lo que hace necesario el desarrollo de nuevas
modalidades terapéuticas. Al mismo tiempo, la eficacia probada de
los tratamientos existentes hace que sea necesario un número muy
elevado de pacientes con un seguimiento muy prolongado para poder
evidenciar beneficios adicionales estadísticamente significativos
con los nuevos medicamentos. Esto hace que la investigación en el
área se vuelva compleja, tanto en su metodología como en su costosa
financiación. Entre el estudio BEAUTIFUL y el SHIFT se incluyeron
aproximadamente 17.500 pacientes con una media de seguimiento de 21
meses. Ambos estudios fueron financiados por la industria
farmacéutica.
Hasta
el momento, ivabradina podría llegar a aumentar la supervivencia, la
cual es una variable dura, aunque hace falta mayor evidencia que nos
permita afirmar esta conclusión. Ha demostrado disminuir la FC, pero
todavía no está totalmente dilucidado el rol de este descenso en la
supervivencia de los pacientes con insuficiencia cardiaca y FEVI
disminuida. Sabemos que la FC es un parámetro altamente variable,
que depende de múltiples factores, y que si bien su descenso tiene
múltiples beneficios teóricos en estos pacientes, no se frena la
activación neurohumoral que estimula a todo el corazón y no sólo
al nódulo SA.
Por
tanto, ivabradina no constituye hasta el momento una alternativa a
los betabloqueantes en el tratamiento de la insuficiencia cardíaca
con FEVI disminuida y como todo medicamento nuevo requiere que sea
utilizado en las condiciones estrictas en que fue aprobado, así como
una continua monitorización de su efectividad y su seguridad. Si se
puede aumentar la dosis de betabloqueante hasta reducir la FC por
debajo de 70 lpm, la terapia sólo con betabloqueante sería
apropiada. Si este objetivo no se puede lograr o no se puede aumentar
la dosis de betabloqueante, la adición de ivabradina podría ser
considerada. Es importante en primera instancia optimizar el
tratamiento de base de los pacientes con insuficiencia cardíaca con
fármacos que hayan demostrado disminuir la mortalidad y considerar
ivabradina en pacientes seleccionados en quienes no se logre un
adecuado control de la FC, especialmente en aquellos con frecuencias
basales más elevadas.
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